miércoles, 3 de octubre de 2012

Los soldaditos

Caen, caen, se hunden, se desploman. Eligieron petrificar su corazón para no sentir más el dolor. A orillas del Río Piedra me senté y lloré al ver cuantos nuevos soldaditos había en su lecho. Incluso vi el descenso triunfal de uno que anunciaba con su trompeta el inevitable toque de fondo. Y así miles... nunca pensé que fueran tantos. Reían al verme llorar por ellos.