miércoles, 14 de mayo de 2008

Tu totem continua...

C: Te das cuenta, ya no puedo hablar con vos de esto. Parece que el tener a un hombre en tus dominios, te volvió dura. ¿Te hizo olvidar acaso, la sensación que produce la posibilidad de quedarse sola como un hongo secándose en medio de un valle de alces y cazadores valientes? Yo no quiero ser hongo y menos hongo solo y seco.

A: ¡Ah! Pero es mentira eso de que los hongos son solitarios. Siempre que voy al campo, los veo agrupados en familias, siempre dos o tres juntitos. Nunca un hongo solo solo.

C: Bueno entonces cambio el hongo por el último oso panda del planta.

A: (risas) ¡Exagerás! Aparte que querés decir que sos el único resabio de tu de tu especie. Eso es arrogancia, soberbia.

C: No, tenés razón. Es otro animal el que me define...

A: ¿Cuál? Una vez David me dijo que me parecía a una garza. Así alargada, delicada. Pero me aclaró que no lo decía únicamente por mi apariencia física. Dijo que mi esencia era de garza, que lo había soñado.

C: Ya sé. Hace bastante lo vengo sintiendo, pero nunca antes me había animado a confesarlo, ni a mi misma. Es… peludo, tiene garras, es…

A: ¡Clara, hay que trabajar un poco sobre esa autoestima!

C: Puede ser feo para muchos, pero tiene algo que enternece. Hay algo en su condición híbrida que enternece.

A: ¿Híbrida?

C: No es ni una cosa, ni la otra.

A: ¿Y que es?

C: ¡Ni una cosa ni la otra! Una rareza, un tabú, un error de la naturaleza quizás.

A: ¡Ah! Ya sé… ¡Como el cerdo para lo judíos! La explicación me la dio David hace poco. Es el único animal con la pezuña partida que no rumia. Esto lo convierte en un bicho raro, impuro… se cree que su carne no se eleva, por eso no se come. Un ser impuro, pobrecito. También es medio feucho pero enternece.

C: ¡Si pero quedate tranquila que no soy una cerda!

A: ¡Ja! Bueno y ¿Qué sos?

C: Un Ko-a-la

A: ¿Tenes alguna foto, algun dibujo? Nunca vi un koala en vivo y en directo, siento que la imagen que me viene no es exacta.

C: ¿Cuando una imagen es exacta? Cerrá los ojos, pensá en el animal, dejáte inundar por las visiones que tengas de él.

A: (haciendo un intento) No, no puedo, no puedo! Dame un poco más de información.

C: De chiquitas simplemente jugábamos, y si necesitábamos información la inventábamos. Estamos en Australia. Tierra roja, canguros, koalas...

A: Bueno a ver (cerrando los ojos). Es gris, gris y blanco. Tiene orejas grandes, una nariz como si fuera una goma negra. Come eucaliptus. Está todo el tiempo abrazado a los árboles y se mueve muy poquito. Después aparece un cazador tipo safari ... ¡Ay, Clara lo va a matar! Y el koala no se mueve, simplemente lo mira... muy intensamente

C: Buenos basta volvé, volvé te estás empantanando.

A: Quizás te transmití el tema de la mirada. Todas las noches me viene…. veo al animal rodeado de luz, los pelos erizados y los ojos brillosos, los siento propios.

1 comentario:

Pilares dijo...

Clari! muy bueno el blog.. me gustaron muchísimo los cuentos!